Una enorme galería subterránea iluminada por claraboyas naturales por donde penetran los recios troncos y las raíces de los higerones (Ficus sp.) que buscan el húmedo interior de la caverna. La mayoría de estos tragaluces son de unos cuantos metros de diámetro, pero también hay grandes hundimientos, debidos al colapso del techo, en donde se ha desarrollado un singular bosque de piedras y árboles; la naturaleza ha creado aquí una fantástica arquitectura surrealista que vale la pena admirar.
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